Dos filósofos franceses contemporáneos

 

Dentro de la tradición filosófica contemporánea encuentro relevante el pensamiento de Jean Luc Marion y Rémi Brague. El primero retoma el pensamiento de Aristóteles como de Santo Tomás para reflexionar sobre el ser de Dios, puesto que escapa a nuestras capacidades cognitivas y explicativas. Dios, quien nos ha dado el ser, no necesita el ser, pues para darlo es posible que se encuentre fuera de esta categoría. Dios, como amor, rebasaría los conceptos en los que se intente ponerle, inclusive el de la muerte, pues, dice Marion,  el dios moral de Nietzsche a quien proclama muerto, es en el fondo un concepto de Dios.

En el mundo filosófico de Marion orbitan conceptos como el ídolo, el ícono y junto con ellos explicaciones del arte y de la mirada. Nos dice, pues que las miradas buscan sostenerse entre ellas, que el ídolo absorbe las mirada y que el ícono nos regresa la mirada como si fuera un espejo.

Todas estas son guías que nos pueden servir cuando nos enfrentamos a fenómenos de la modernidad. Por ejemplo, nos encontramos en un medio donde el branding y la creación de marcas y etiquetas están en aumento, pero también en disminución; en aumento porque se busca que lo funcional sea también estético, pero en disminución por los monopolios.

Podríamos poner un análisis y reflexionar ¿qué son las marcas? ¿son ídolos o iconos, o hay ambas dentro del mercado? ¿qué es el mercado y los monopolios? ¿qué espacio de acción le dejan al hombre?.

Para entender los fenómenos de la actualidad, el estudio de la historia deja trazos, huella que los historiadores retoman para dar sentido al movimiento del tiempo en la vida de los hombres y de los pueblos; es en este sentido que el trabajo de Rémi Brague es importante, porque estudia temas que muchas veces no nos quedan del todo claros, por ejemplo: ¿sabemos cuáles son las religiones consideradas “del libro” y por qué se les considera así?.

Rémi Brague, en su libro, Sobre el Dios de los cristianos, nos dice que se conocía así al cristianismo, el judaísmo y el Islam, y refiere que más que ser religiones del libro, son religiones que tienen en común al patriarca Abraham.

Algo que podemos resaltar es el estudio del concepto de persona, desde un punto de vista histórico. Nos refiere, primero que Dios es una persona (más allá de un concepto agnóstico que considere a dios como una sustancia o una causa del mundo a la que no le importan sus criaturas). El ser persona es tener la capacidad de construir nuestra vida e irnos volviendo lo que queremos ser. Por eso, cuando Dios dice: yo soy el que soy, se puede intuir que también está diciendo: yo soy el que soy y el que seré.

Que ser persona, esté ligado a una libertad creadora de hacer de nuestra vida lo que deseemos, de tener algo que construir, que crear, qué hacer realidad es un aporte filosófico, porque si bien él claramente refiere a Orígenes, esto nos trae de nuevo ante la mirada perspectivas antiguas, que tienen una fuerza inspiradora y que pueden motivarnos a estudiar los conceptos que se han manejado en las antiguas tradiciones, como herramientas útiles para entender y dar sentido a nuestra vida en la modernidad o quizás fuera de ella o contra ella. El estudio de la historia sirve para mostrarnos que Dios siempre nos ha acompañado y nos acompañará.


Diana Galindo Barajas









Ha publicado los libros Despliegue de pájaros (Ediciones El Humo, 2012), Spiritual Kingdom (Ediciones El Humo, 2014), El mundo desde afuera (Ediciones El Humo, 2019), Elemento agua (Edición de Autor, 2020) y Las pasiones de la luz (Infame Turba, editorial). 








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