Lain Serial Experiments, el color del existencialismo



El anime japonés es capaz de ilustrar estados emocionales en las situaciones que muestra, como cualquier otra forma de arte (teatro, literatura, cine). En este caso, el anime del que quiero hablar es Lain Serial Experiments. Sacado al aire en los años noventa, lo vi en México alrededor del 2006. Lo primero que llamó mi atención fueron los intensos estados emocionales de la protagonista.
Parece que constantemente se encuentra difuminada entre el ser y el no ser, entre el olvido y el paroxismo de las emociones fuertes que le generaba la interacción humana. La experiencia del olvido es dura, pero el arraigo del recuerdo que dejó Lain en su amiga permanece, con nostalgia. Ahora me llega a la mente la idea de Platón de que aquello que conocemos es en realidad algo que ya habíamos olvidado. Para los fenomenólogos (herederos de la tradición cartesiana y por ende de Platón) la impresión que deja en nosotros una experiencia tiene una importancia trascendental. Las experiencias (junto con ellas también las emociones) dejan en nosotros una huella y tienen que ver con la percepción que tenemos del tiempo. 
Para el poeta Pablo Neruda “es tan corto el amor y tan largo el olvido” y esa es la principal tragedia en esta serie, el ser olvidado por los otros. Paradójicamente, luego de ser presente en la vid de muchas personas a través del internet, al final termina siendo borrada su existencia del mundo físico, siendo recordada únicamente por su mejor amiga del colegio.


Quizás, una sensación semejante a la que nos podríamos enfrentar si vivimos demasiado sumergidos en el mundo cibernético. Pasión, diversión y languidecimiento, nuestros sentidos nos sumergen en estados anímicos que van de la alegría a la pena; en esta ocasión quiero remarcar el olvido de uno mismo. Ser sólo un ser entregado al mundo de las sensaciones, olvidándose de estar con uno mismo, en silencio. Pero estar conectado es una actividad más silenciosa que tener una conversación en un café. El cuerpo queda en silencio, mientras la mente vaga entre el ruido, en el espacio cibernético, donde su forma física se convierte en una mera imagen. El ser se vuelve más sutil, ya no hay voz física la cual es rebasada por el intelecto, por el diálogo con los otros a través del ciberespacio. El cuerpo inmóvil en una habitación es capaz de acceder a información lejana gracias al uso de internet.
Pero en este proceso de olvido de la corporeidad hay que valorar qué es aquello que se pierde. Se ha perdido la voz, pero no se ha perdido el pensamiento, se ha perdido el cuerpo, pero no la imagen. Me he olvidado de mi yo, que sigue sintiendo, que es importante aunque me desconozca, aunque me ignore y quizás en un estado así de un profundo exilio, las lágrimas son un fenómeno reivindicador del ser.



Diana Galindo Barajas (1994, Estado de México) 
Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro, con la tesis “El tiempo y el amor en Miguel de Unamuno”,, ganadora del tercer lugar en el 8° Concurso Nacional de poesía María Luisa Moreno, en el año 2016. Ha publicado la obra “Despliegue de pájaros” (Poesía, 2012) “Spiritual Kingdom” (Cuento, 2014) y “El mundo desde afuera” (Poesía, 2019). Ha expuesto su trabajo intelectual en Chihuahua, Guadalajara y Querétaro.

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