Repensar el mundo luego del Covid 19




Hace un año, solía repetir la frase "El gobierno nos oprime"; eso fue antes de que el mundo estuviera atacado por una pandemia. Así pude pude darme cuenta de la necesidad de definir qué es el gobierno. Al emitir esta frase me quería referir a una entidad más grande, el sistema, en el que juegan factores internacionales como las redes sociales, la economía, la producción y ahora el virus que ha sido atacado con diferentes medidas en cada país. Al principio sentí como si Europa hubiera desaparecido al enterarme que las personas estaban siendo confinadas en sus casas.
Hace poco, al estar con mis amigas, me estaba preguntando sobre el por qué el gobierno quiere tener a la población mundial encerrados en sus casas. Para explicar esto, Jean-luc Nancy nos habla del estado de excepción, el cual consiste en la creación de amenazas por parte del estado, a las cuales el mismo ofrece la "seguridad" a la población. Esta situación ha estadio presente en la modernidad de las últimas décadas. El mundo nos presenta horizontes injustos, en los cuales, sin embargo, estábamos viviendo nuestra cotidianidad, hasta que esta situación ha venido a hacer evidentes nuestras debilidades como sociedad.
El arma que se utiliza es el miedo y los discursos científicos, así como la presión social hacia las personas que no cumplen con el distanciamiento social. El sistema manipula los sentimientos y la opinión pública para oprimir a los miembros de la comunidad. Si la vida y la persona humana no es valorada, corremos el riesgo de mostrar nuestra cara egoísta ante los otros. Ahora el otro es el que me puede contagiar, el que me puede asaltar porque no hay trabajo, porque el mundo ha parado. El sistema esta cambiando, pero la tierra sigue ahí. El sistema es un mecanismo en que se incluyen actitudes, medios de producción, redes sociales, medios de comunicación, sistemas económicos, medidas de valor que rigen a las sociedades mundiales. Ya que este incluye actitudes y opiniones, desde hace mucho tiempo ha sido fácil controlar a la población por medio de opiniones extendidas, que creemos ser la propia opinión, o la correcta o la verdadera, cuando no nos detenemos a analizar la realidad y las propuestas que tenemos de actitudes ante la misma. 
Quizás el virus nos ha hecho bajar la velocidad del ritmo de vida que teníamos y también nos ha hecho tener que estar con nosotros mismos, en silencio. Muchas vidas se han perdido y los miembros más desprotegidos de la sociedad son los que sufren más duro las consecuencias de la pandemia. Ante los cambios sociales que se avecinan es necesario volver a preguntarnos sobre nuestra misión en la vida. ¿Cómo puedo sacar lo mejor de mí, en medio del atolladero en el que se ha convertido la sociedad? Para responder a esto habrá que preguntarnos qué es aquello que valoramos.
Muchos rechazamos el sistema en el que vivimos, porque en el sistema moderno hay violencia, injusticia, tensiones y mentiras, pero aún así el planeta sigue girando, sale el sol y estamos vivos. Para enfrentarnos al sistema tenemos que desafiarlo, si su lógica es la organización de la guerra, entonces lo contrario será ver al otro, ayudar con gratuidad, porque la vida es algo que compartimos y que no nos dio el estado, ni el gobierno, pero que sin embargo este intenta suprimir, teniendo a miles de personas en la miseria, sufriendo corporal y espiritualmente por no poder integrarse a esa sociedad que funciona para producir, pero después de la segunda guerra mundial vimos como el ser eficientes, incluso para matar es uno de los requisitos para estar integrados al sistema.
El mundo también tiene gente buena, pero el trabajo es muy pesado para los que trabajan por el bien de los otros, si la mayoría se deja envolver por los discursos de los medios de comunicación, que generalmente son parte del mecanismo de control del sistema. Quizás lo que necesitamos es detenernos un poco a analizar nuestros pensamientos y si decidimos cambiar nuestras palabras por palabras de amor y de perdón, entonces podremos ver al otro no como un posible enemigo, que puede infectarme, que es irresponsable, podremos ver al otro con más justicia y el otro nos devolverá en su mirada nuestro reflejo. Entonces podremos trabajar juntos, no para un sistema genocida, sino por una existencia artística, una existencia más autentica y libre.


Diana Galindo Barajas (1994, Estado de México) 
Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro, con la tesis “El tiempo y el amor en Miguel de Unamuno”, ganadora del tercer lugar en el 8° Concurso Nacional de poesía María Luisa Moreno, en el año 2016. Ha publicado la obra “Despliegue de pájaros” (Poesía, 2012) “Spiritual Kingdom” (Cuento, 2014) y “El mundo desde afuera” (Poesía, 2019). Ha expuesto su trabajo intelectual en Chihuahua, Guadalajara y Querétaro.









Comentarios

  1. No hay que olvidar el peligro pero pero hay que hay que hay que seguir con nuestro propósito en la vida

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La filosofía metafísica de Juan Carlos Moreno Romo

Aves del Apeiron

Horizontes en la filosofía