Doxa

 

La palabra griega doxa, significa opinión y fue vista con cierta connotación negativa por los griegos filósofos de la antigüedad. Para presentar una información que comienza a tomar el carácter de científico e universal, una simple opinión es algo risible, inservible, inútil. Pero desde mi punto de vista u opinión, la doxa tiene algo de científico. habrá en toda opinión algo de cierto? porque es diferente de una mentira, ya que se cree firmemente en que lo que se esta diciendo es cierto, verdadero, correcto.

Aunque muchas veces estaremos errados en nuestras opiniones, precisamente por eso Descartes escribió: de modo que debía emprender seriamente por una vez en mi vida la tarea de deshacerme de todas las opiniones que había tomado hasta entonces por verdaderas y comenzar completamente de nuevo, desde los cimientos, si quería establecer algo firme.

Desde ahí el texto deja la impresión de solidez. Entonces, una opinión dicha con fuerza, con bases no estaría tan alejada de una hipótesis científica; dependerá de la intención y el nivel de conciencia con el que desarrollamos nuestras opiniones su grado de certeza. Una vez considerado que algunas opiniones tienen un alto grado de verdad podríamos cambiar nuestra perspectiva de los hechos que acontecen a nuestro alrededor.

Si escuchamos a alguien expresar alguna oración, dentro de ella habrá cierto contenido que parte de un fundamento y que ha sido dicho por alguna razón, quizás el destino del hombre se encuentra en su habla, por lo cual para hacer algo con nuestro destino habrá que aprender a elaborar discursos que tengan cierta solidez, una intensión pensada por nosotros y no solo dicha al vacío. Analizar todas las opiniones, las propias y las ajenas nos ayudará a profundizar el conocimiento.

Como he dicho, el pensamiento es un destino del hombre y lo que tiene que ser dicho lo será. Y aquí introduzco una cierta tensión, porque muchas veces en el discurso se juegan vidas, se juega poder, influencia, conocimiento, esta la verdad de por medio y habrá poderes que quieran controlar los discursos mediante la desacreditación de los mismos o la represión, el silencio forzado, el asesinato. Las ausencias, los silencios, también hablan, porque el hombre es un ser en esencia discursivo, poético, militante de puntos de la realidad que van configurando el horizonte de su vida y de su experiencia.

En una época donde las experiencias tecnológicas influyen en nuestra percepción de la realidad habrá que aprender a detenerse a examinar los discursos que hay alrededor, analizar, investigar y actuar. No podemos quedarnos detenidos como meros espectadores, porque entonces no seríamos militantes de algún partido de la existencia, siendo que militar, en latín significa caminar, no estaríamos yendo a algún lado, por lo que si esa no es nuestra intensión como existentes habría que preguntarnos cuál es el destino que deseo?

Por ejemplo, deseo una vida larga y pacifica, o deseo una vida llena de aventura, deseo cambiar algo, deseo evolucionar, en fin todas aquellas aspiraciones que nos mueven, que construyen nuestra identidad. Por mi parte estoy de acuerdo con Milán Kundera cuando dijo que las sociedades son cómplices de aquello que deciden callar por eso me inclino a favor de que los discursos que hablan con la verdad salgan a la luz, me inclino por no olvidar a los periodistas asesinados en el trayecto, mientras militaban por caminos de un mundo donde la justicia sea posible, visible, donde no se oculte y bloquee el acceso a ella, ya que en un mundo donde no es posible la justicia no vale la pena vivir (Kant). Habría que revisar qué mundo estamos creando, que discursos y destinos erigimos desde la conciencia y la inconsciencia, desde la verdad y la justicia, o si al contrario vivimos desde el olvido de la vida autentica y libre. 


Diana Galindo Barajas, estado de México, 1994

Licenciada en Filosofía por la UAQ es autora de dos libros y traductora de japonés.





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