El mundo onírico y Descartes


Al leer la investigación del doctor Juan Carlos Moreno Romo sobre Descartes un punto que me llamó sumamente la atención fue que nos revela fue a partir de un sueño que tuvo el filósofo francés que su inclinación hacia el lado religioso se hizo más fuerte, además de su formación en un colegio jesuita. En su sueño una brisa lo llevaba a una catedral. En la investigación de Moreno Romo, nos refiere que además el filósofo francés era capaz de soñar que leía, lo cual lo acercaba aún más a la filosofía. Este tipo de sueños de un contenido más complejo o abstracto se conoce en alemán como “Hoch Träume” (sueños altos).

En la filosofía de Descartes, la comparación del mundo onírico con la realidad lo llevó a reflexiones tan profundas como llegar a pensar que al engañarnos los sentidos podría ser que incluso la realidad fuera un sueño. Más allá de que el pensador logró llegar a un método para estar seguro de que aquello que estaba conociendo es verdadero, el discurso del Método, Meditaciones metafísicas, el punto que más me llama la atención es cómo a partir de un sueño decidió su vocación como filósofo y su orientación a la religión.

Parecido al mundo onírico, el mito de la caverna también hace referencia a un mundo donde aquello que vemos son sombras, proyecciones falsas de un mundo cuya realidad estaría más allá de la caverna, donde el sol de la verdad brilla intensamente. Pues también con respecto a Platón se dice que su filosofía está emparentada con los órficos y que parte de su doctrina le llegaba en sueños.



Sueños y azar


Si la vida fuera un sueño, como lo planteó Descartes y también Calderón de la Barca en La vida es sueño, parece que podríamos pensar en hacer lo que nos viniera en gana, dejar atrás la moral, ya que estaríamos en un mundo irreal; el buscar una razón para mantenerse virtuosos incluso aunque la vida fuera un sueño sería una labor personal. Al ser los sueños tan fortuitos, la labor de soñar sería también la de construir, querer, soñar y hacer se encontrarán como actividades humanas emparentadas que se cruzan, se acercan y se necesitan porque también contra realidades extremas como las guerras, las persecuciones, el exilio requerirán de voluntades que se enfrenten aunque sea soñando a poderes que quizás sacan su fuerza también de ficciones.

El mundo, la realidad, son frentes avasalladoras que a veces parecerá que nos absorben, pero si hay una batalla significa que hay vida, que hay consciencia de que se está perdiendo algo, sea la libertad, la moral, la civilización. MIguel de Unamuno, quien fue un filósofo que experimentó el exilio, nos muestra en una de sus novelas, una imagen que quizás estaba hablando en clave: un hombre sigue a un perro y al caminar por las calles por las que anda el perro se enamora de una mujer; el nombre del perro era Orfeo, su amigo fiel con el que la pasaba hablando.

Que nuestro guía sea Orfeo, significa que tenemos ganas de algo más, que somos seres con voluntad, con pasiones, con deseos; quizás podemos orientar nuestros sueños a hacernos más fuertes, a ver las virtudes como lo han hecho los místicos y los poetas, por ejemplo Santa Teresa, que vio las virtudes como un jardín que sería posible cultivar, para así hacer entrar más luz en el alma, que es un castillo transparente, en cuyas alturas se acerca la persona a la presencia de Dios. Tengamos sueños luminosos, y no sólo aquellos donde perdemos la consciencia o vagamos como sombras en las aguas del olvido. Recordar es parte de la educación, pues muchas veces olvidamos aquello que aprendemos, he ahí la importancia del estudio, de la cultura. Cultivar nos lleva de nuevo a la imagen del jardín, de la belleza, incluso los amores se cultivan, se buscan, se desean, porque uno desea conocer aquello que ama, he ahí el arte de la evolución humana.


Diana Galindo Barajas


Estado de México, 1994, Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro, es autora de cuatro libros: Despliegue de pájaros, Spiritual Kingdom, El mundo desde afuera y Las pasiones de la luz: además ha publicado en antologías de poesía, revistas y ha participado como ponente en Guadalajara, Chihuahua y en Rumanía en el círculo de investigación sobre Modernidad y Religión, de la universidad de Ovidio en Constanza.


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