Horizontes en la filosofía




Las preguntas comienzan a marcar un horizonte desde el momento de su planteamiento. Lo que podría ser un horizonte que se entrega a la mirada tendría que ver con lo material, con la intención de la misma y con el momento en que se realiza esta mirada. Tenemos así, frente a nosotros el panorama de la materia y la forma, del suelo, las nubes y lo intermedio que se entrega a la conciencia del espectador; el problema de la materia y la forma es pensado por Aristóteles, su dilema, pensar cuál de estas dos realidades tendría más fuerza, si lo material o lo formal, llegando a dar más fuerza a lo forma, a lo inteligible; por lo tanto lo discursivo, la capacidad de dar sentido se tornará fundamental y esto tiene que ver con la esencia de lo que se nos presenta; ser y presencia tendrían así una conjunción temporal y de sentido que el sujeto construye de dos maneras: el lo inmediatez y la posibilidad. 

Mediante su modificación, aunque sea de la forma como mira lo que se le presenta el hombre ya construye, elige, se refleja y se recrea mediante la contemplación.

Con respecto a esto, la fuerza con la que el hombre erige discursos de sentido se impregna en lo material, de manera que el horizonte es materia viva, latente ante la mirada discursiva del hombre y es pura fuerza de posibilidad. Ratificamos así la importancia de la filosofía y la fenomenología, cuyos postulados reflexivos ponen en el horizonte la posibilidad y así mismo la fuerza de la vida. Lo vivo como algo fuerte, pero también sufriente, consciente, inocente, onírico y pragmático.

La responsabilidad del hombre ante su horizonte es al mismo tiempo de creador y estudioso; divulgador de la verdad de su obra mediante su vida e investigador de las formas tanto del pasado como del presente y futuro de salir triunfante ante los desafíos éticos, epistémicos, políticos, tecnológicos que se presenten ante él como partes componentes de la realidad. No una realidad, sino las realidades que al ser nombradas ejercen desde ahí la formación del horizonte o la cura del mismo cuando las imágenes o panoramas entrañan algo de crueldad o de violencia; sin embargo es ahí donde el horizonte de lo vivo se muestra como más fuerte, como rebelde ante las voces inferiores, las voces de lo falso o de los totalitarismos quieran encerrar al horizonte de posibilidad, como espacio, como energía y como imaginación, el horizonte se revela al hombre como capacidad de hacer discurso y de hacerlo bien, es decir que el mismo pueda elevar su condición humana.




Diana Galindo Barajas


Es licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro. En 2011 obtuvo el primer lugar, en poesía, en el XXVI Certamen Universitario de Poesía, Cuento y Ensayo entregado por la Escuela de Bachilleres “Dr. Salvador Allende” de la UAQ; en 2016, el tercer lugar en el VIII Concurso Nacional de Poesía “María Luisa Moreno”. Su poesía está incluida en la antología Poesía en sí (ENSQ, 2015). Ha publicado los libros Despliegue de pájaros (Ediciones El Humo, 2012), Spiritual Kingdom (Ediciones El Humo, 2014), El mundo desde afuera (Ediciones El Humo, 2019) y Las pasiones de la luz (Infame Turba Editorial, 2022). 


 


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