La dignificación del hombre a través de su quehacer



La siguiente es una ponencia presentada dentro del Congreso Nacional de Estudiantes y pasantes de Filosofía en México, CONEFI en mayo del 2016 en Zacatecas, México.

Pienso que lo que hacemos los filósofos son ciertas conceptualizaciones del mundo que se relacionan con él de manera que al conceptualizar o esquematizar la realidad de tal o cual manera surgen acciones que manifiestan cambios en la realidad. Por tanto la filosofía tiene un carácter práctico, aunque la parte teórica es sumamente abundante ya que a través de la reflexión pretendemos desentrañar las fibras esenciales de la realidad.

Hegel y Marx han reflexionado sobre la dialéctica como parte fundamental del mundo y, lo han hecho desde dos perspectivas que en un principio se contraponen: la ideal y la material.

Ignacio Ellacuría hace un ejercicio de exposición de estos autores y reconciliarlos en tanto que ambos hablan de la realidad y de la dialéctica de la materia: “Vista la realidad como intrínsecamente dinámica en y por sí misma, no necesariamente porque sea en sí misma la unidad de contrarios y, menos aún, porque cada realidad suscite fuera de sí misma su propia contradicción, es claro que estamos lejos de toda consideración puramente estática de la realidad. La realidad es originariamente dinámica.” Ignacio Ellacuría. (1991).

Este ejercicio filosófico realiza en sus bases lo que él mismo dice al buscar comprender la totalidad de lo real desde una perspectiva que indaga sobra las características de la historia y con ella de la evolución humana.

Esta evolución no es algo que flota en el aire, sino que al contrario tiene bases materiales bien definidas y que relacionan con la importancia de una concepción de la historia, según Ellacuría: “Así, por “realidad histórica” se entiende la totalidad de la realidad tal como se da unitariamente en su forma cualitativa más alta y esa forma específica de realidad es la historia, donde se nos da no sólo la forma más lata de realidad sino el campo abierto de las máximas posibilidades de lo real.” Ignacio Ellacuría. (1991).

Las acciones son hechas por individuos que estamos insertos en una realidad material e histórica, pero que también está llena de lo que la filosofía dice y en cuanto tal hay ciertos discursos que se insertan en el ambiente y cambios nuestra forma de vivir.

La libertad para elegir la religión que se quiera es fundamental, ya que el privar a las personas de una vida espiritual es mutilarlas porque no se permite el pleno conocimiento de sí mismo como seres dotados de una profundidad espiritual.

Aunque el hombre se encuentra inserto en la sociedad no pierde su carácter de individual, Ingenio Ellacuría habla de estas relaciones entre lo individual y lo colectivo que enriquecen la vida histórica y biológica del hombre.

La relación del individuo con la sociedad se torna complicada cuando la sociedad pretende ahogar la individualidad humana es pos de un progreso histórico.

La historia tiene ciertos cambios si se considera una visión de historia lineal, y está formada por los hombres biológicos que forman la sociedad. Dentro de esta sociedad el hombre trabaja para satisfacer sus necesidades y este trabajo transforma a mundo y al hombre.

En teoría el trabajo transforma elementos materiales, pero con el capitalismo el trabajo se convierte en una materia de consumo. Con la sobreproducción se producen nuevas necesidades en el hombre que tienen que ver con aquello a lo que el hombre le da valor. Buscamos aquello que valoramos y por lo que trabajamos, por eso bien dice la biblia: “donde está tu corazón está tu tesoro”.

Ahora bien el carácter del trabajo como mercancía que pierde su acción transformadora de realidad en cuanto que el hombre no es consciente de su labor creadora es agresivo para el hombre y es parte de un mundo tecnificado. La fenomenología de Husserl, junto con la filosofía se propone como respuesta a estas problemáticas para regresar a preguntarnos por el mundo de la vida, por el mundo que nos rodea, que evidentemente es una naturaleza transformada por el hombre.

Pero esta naturaleza ¿Qué nos dice? Vivimos en edificios “modernos” que son parte de una manifestación artística propuesta por la escuela de arte y diseño “Bauhaus” cuyo objetico era crear objetos de diseño útiles y que comenzaron a crear edificios en estados Unidos que luego fueron modelos para todo el mundo.

Son parte de la transformación que hace el hombre del mundo y de la naturaleza y que viene acompañado de manifestaciones espirituales y culturales que tienen que ver con el rompimiento de la modernidad.

A esta etapa histórica se la ha denominado como posmodernidad. Se la ha calificado también como “modernidad líquida” donde se habla de que las relaciones entre las personas son líquidas porque se diluyen con facilidad.

Así como se valora poco al trabajo y al producto del mismo, pues creamos cosas desechables, se valora poco a las personas que se relacionan con nosotros, en un mundo atravesado en muchos ámbitos por el aspecto económico. Una gran cantidad de personas vivimos en condiciones en las que el trabajo que hacemos no es gratificante porque no podemos ver el producto de nuestro trabajo, porque muchas veces no es racional.

Esto se relaciona con un ambiente espiritual donde impera la desesperanza, se cree que somos producto de la contingencia. Pero aunado a esto, si consideramos a la historia lineal vemos que existe un principio y que nos dirigimos a una finalidad.

Creo que para esto es necesario que el hombre tenga una vida espiritual plena, para que la labor que realiza sea gratificante. Unamuno rescata una visión del trabajo digna, que está enmarcada en un libro que trata de recuperar una vida en el camino de la fe:

“Todos, es decir, cada uno puede y debe proponerse dar de sí todo cuanto puede dar, más aun de lo que puede dar, excederse, superarse a sí mismo, hacerse insustituible, darse a los demás para recogerse de ellos. Y cada cual en su oficio, en su vocación civil. La palabra oficio, officium, significa obligación, deber, pero en concreto, y esto debe significar siempre en la práctica. Sin que se deba tratar acaso tanto de buscar aquella vocación que más crea uno que se le acomoda y cuadra, cuanto de hacer vocación del menester en que la suerte o la Providencia, no nuestra voluntad, nos han puesto.” M. de Unamuno. (1999).

En general veo como la religión  del hombre forma parte de las concepciones que tiene de su vida como ser que forma parte de la historia y que puede tener una dignificación el trabajo que realiza a través de la riqueza que ofrece una vida espiritual consciente y libre.

Preguntas muy simples como preguntarse por sí mismo o por la existencia de Dios abren camino, para que cada uno pueda encontrar las respuestas y dirigir su vida con una conciencia crítica y reflexiva.

Bibliografía:

M. de Unamuno. (1999). Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos. Madrid: Biblioteca Nueva.

Ignacio Ellacuría. (1991). Filosofía de la realidad histórica. Madrid: Trotta.


Diana Galindo Barajas







Estado de México, 1994

Es licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro. En 2011 obtuvo el primer lugar, en poesía, en el XXVI Certamen Universitario de Poesía, Cuento y Ensayo entregado por la Escuela de Bachilleres “Dr. Salvador Allende” de la UAQ; en 2016, el tercer lugar en el VIII Concurso Nacional de Poesía “María Luisa Moreno”. Su poesía está incluida en la antología Poesía en sí (ENSQ, 2015). Ha publicado los libros Despliegue de pájaros (Ediciones El Humo, 2012), Spiritual Kingdom (Ediciones El Humo, 2014), El mundo desde afuera (Ediciones El Humo, 2019) y Las pasiones de la luz (Infame Turba Editorial, 2022). 



Comentarios

Entradas populares de este blog

La filosofía metafísica de Juan Carlos Moreno Romo

Aves del Apeiron

Horizontes en la filosofía